Dury utiliza el cuerpo de una mujer en constante “caída libre” sobre la música original de Teresa Catalán,”La danza de la princesa”. El vértigo, el riesgo, el cuestionamiento de los límites, la manzana tentadora, son instrumentos de esta obra.
La obra provoca una sensación de peligro en el espectador: la más mínima vibración podría causar la caída irremediable de Valentina. Es un viaje de emergencia y urgencia. ¿Quién la recogerá tras su derrumbamiento? La pieza cuestiona aspectos de las relaciones de género desde la soledad de un cuerpo femenino. La potente partitura de Teresa Catalán y la coreografía radical de Jean Philippe nos dejarán sin aliento.